Ayer nos dejaba Josetxo Lamy, humanista, sensible, inteligente y mordaz; recto de ideas, discreto en expresión y fino en el humor; adelantado en muchas cosas, artista de los pies a la cabeza, elegante hasta en la enfermedad.
Por suerte o por destino (providencia dirían algunos) vivió a tiempo de brindar por la reciente decisión del Tribunal Constitucional de respetar el matrimonio homosexual, decisión que ya habían tomado los santos tribunales del amor y la naturaleza.
Ejemplo de conviencia y de talento, donde crear y compartir muchas veces fueron una sola palabra.
Brazo y espíritu de Notesalves, Sornabique, LaCasa de la Sal, La Lengua Teatro...
Adios y hola, Josetxo, aún nos queda mucha inspiración desde tu Cielo.